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Si te encuentras regularmente expuesto a altos niveles de ruido, ya sea en tu entorno laboral, en conciertos, o al escuchar música a volumen elevado con auriculares, es hora de prestar atención. La exposición constante a sonidos fuertes puede tener consecuencias directas en la audición, afectando tu calidad de vida. ¿Quieres saber cómo? Continúa leyendo.

¿Qué efectos causa el ruido en la salud auditiva?

El ruido tiene el potencial de causar varios efectos negativos en la salud auditiva, que pueden variar desde problemas temporales hasta daños permanentes:

Pérdida auditiva:

El ruido puede dañar las células ciliadas, las cuales son responsables de transmitir sonidos al cerebro. Cuando estas células se exponen a ruidos fuertes, pueden sufrir daños que pueden ser temporales o permanentes, dependiendo de la intensidad y duración de la exposición al ruido.

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Puede ser temporal cuando las células ciliadas del oído interno se fatigan y dejan de funcionar correctamente, generalmente la audición se recupera después de unas horas o días.

Sin embargo, la exposición prolongada a ruidos fuertes puede dañar las células ciliadas de forma irreversible. Estas células no se regeneran, lo que significa que cualquier pérdida auditiva resultante es permanente. 

Tinnitus

Uno de los efectos más comunes del ruido en los oídos es el tinnitus, un zumbido constante en que puede ser muy molesto y afectar la calidad de vida. El tinnitus puede aparecer después de la exposición a un ruido fuerte, como un concierto, y puede volverse crónico con el tiempo.

Hiperacusia: 

Es una mayor sensibilidad a los sonidos cotidianos, que pueden volverse dolorosos o incómodos. Este trastorno es frecuentemente provocado por la exposición prolongada a ruidos intensos y puede ser debilitante para quienes lo padecen.

Fatiga auditiva: 

La exposición continua a ruidos fuertes puede llevar a la fatiga auditiva, donde los oídos se sienten cansados o entumecidos. Este estado puede reducir temporalmente la capacidad de escuchar y concentrarse, afectando el desempeño en el trabajo y otras actividades diarias.

¿Qué tipos de ruido son más dañinos?

No todos los ruidos son iguales en cuanto al daño que pueden causar a la salud auditiva. Algunos tipos de ruido son especialmente perjudiciales debido a su intensidad, frecuencia, o la forma en que ocurren:

  • Ruidos impulsivos: estos son ruidos breves y extremadamente fuertes, como los disparos de un arma, explosiones, o la caída de objetos pesados. Los ruidos impulsivos generan una presión acústica intensa en muy poco tiempo, lo que puede causar daños inmediatos e irreparables en las células del oído interno.
  • Ruidos continuos:se caracteriza por una exposición prolongada a un sonido constante, como el ruido de maquinaria industrial, motores de aviones, o el tráfico denso. Este tipo de ruido puede causar una pérdida auditiva gradual que pasa desapercibida hasta que es significativa.
  • Ruidos de alta frecuencia: los sonidos agudos, como los silbidos, alarmas o ciertos tonos de instrumentos musicales, son particularmente dañinos porque las células del oído interno responsables de procesar estos sonidos son más susceptibles a dañarse.
  • Ruidos mixtos: en muchos entornos, como las obras de construcción o fábricas, los trabajadores están expuestos a una combinación de ruidos impulsivos, continuos y de distintas frecuencias. Esta mezcla de ruidos aumenta el riesgo de daño auditivo, ya que diferentes tipos de ruido pueden afectar distintas partes del sistema auditivo simultáneamente.

Como regla general, el ruido en los oídos superior a 85 decibeles se considera perjudicial. Por ejemplo, el tráfico pesado puede generar alrededor de 85 decibeles, mientras que un concierto de rock puede alcanzar los 120 decibeles. 

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¿Cómo cuidar mi audición?

Usa protección auditiva

Si trabajas en un entorno ruidoso o asistes a eventos donde el sonido es muy alto, utiliza tapones para los oídos o protectores auditivos. Estos dispositivos pueden reducir significativamente la intensidad del ruido y proteger tus oídos de daños a largo plazo.

Controla el volumen 

Cuando uses audífonos, asegúrate de mantener el volumen a un nivel seguro. Una regla general es que si otras personas pueden escuchar lo que estás oyendo, el volumen es demasiado alto. También, opta por auriculares que bloqueen el ruido externo para que no tengas que subir tanto el volumen.

Limita la exposición al ruido

Si no puedes evitar la exposición, toma descansos regulares para darle a tus oídos tiempo para recuperarse. En casa, reduce el ruido ambiental apagando dispositivos innecesarios y utilizando materiales absorbentes de sonido.

Realiza chequeos auditivos regulares

Es importante realizar exámenes auditivos periódicos, especialmente si trabajas en un ambiente ruidoso o notas cambios en tu escucha. Detectar problemas auditivos a tiempo te permitirá tomar medidas antes de que el daño sea irreversible.

Mantén una buena higiene auditiva 

Evita introducir objetos en tus oídos, como copitos o hisopos, que pueden empujar la cera hacia el interior y causar daño. En su lugar, limpia tus oídos de manera segura con un paño suave y consulta a un médico si sientes molestias.

Evita automedicarte 

Si sientes molestias o cambios en tu audición, como zumbidos, pérdida auditiva, o dolor, es crucial que evites la automedicación. Esto incluye ciertos antibióticos, antiinflamatorios y diuréticos, entre otros. Siempre consulta a un médico o especialista antes de tomar cualquier medicación, ya que solo un profesional de la salud puede determinar el tratamiento adecuado para tu condición.

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